La vuelta al mundo en 80 días: Australia

Después de pasar más de un mes en el Sureste Asiático el contraste al llegar a Australia fue brutal, tanto en la actitud de la gente como en el precio de todo, aún así disfruté de una semana muy interesante recorriendo Sídney, Canberra y Melbourne.

Sídney

Riojanos por el Mundo, Sídney

Lo mejor de Sídney fue encontrarme con otro trotamundos, mi amigo Diego, que aunque tenía que trabajar, por las tardes me llevó a alguno de sus sitios favoritos en la ciudad tanto por las vistas, como por la comida y la bebida.

Y siguiendo con los alojamientos curiosos me alojé en uno de los múltiples vagones de tren reconvertidos en habitaciones dentro de la misma estación central, en el Sydney Railway Square YHA. Aunque me hubiese salido mucho más barato de haberlo reservado en internet y no al negociarlo en recepción al estilo asiático.

Opera de Sídney

La ciudad en sí es una mezcla de rascacielos y parques con mucha gente haciendo deporte, una ligera mezcla de culturas y lo que se presupone una gran calidad de vida. Visitándola incluso me encontré un par de «picassos» en la galería de arte NSW.

Pero Sídney no sería Sídney sin el majestuoso edificio de la Opera, una de las maravillas del mundo y con certeza en la lista de todo viajero. Contemplarla desde la bahía, acercarse, entrar, pasear alrededor, tocar los azulejos y tumbarte en el jardín de enfrente a ver la gente pasar, fue una experiencia inolvidable.

Canberra

Festival Multicultural, Canberra

Muchos me preguntaban por qué quería visitar Canberra ya que no tiene un gran interés turístico, pero me apetecía estar por primera vez en una ciudad planificada además de ver el museo de la guerra.

Lo mejor es que según me bajé del autobús me encontré sin quererlo con el Festival Multicultural que se celebra todos los años en febrero y atrae a miles de personas para disfrutar de los diferentes conciertos y actuaciones, junto a decenas de puestos de comida de casi todos los países del mundo, siendo el evento más grande de la ciudad.

Mención especial merece el Memorial de Guerra Australiano que es uno de los museos más impresionantes que he visto, especialmente después de pasar por los caóticos museos vietnamitas.

Tanque Mephisto, Memorial de Guerra Australiano

Pasé allí toda el sábado porque el tiempo vuela sin darte cuenta (por suerte tienen restaurante) ya que cada vitrina tiene interés y hasta ese momento no tenía ni idea del peso que tuvo la participación de los ANZAC en las dos guerras mundiales, pero también el temor de los australianos a ser invadidos por los japoneses en la Segunda, que incluso atacaron el Puerto de Sídney con minisubmarinos una vez que controlaban ya buena parte del Pacífico.

El memorial expone además numerosos vehículos militares, especialmente aviones; objetos curiosos como una de las botas del Barón Rojo; y temporalmente el tanque Mephisto, único superviviente del primer modelo de tanque aleman. Por último, a la hora de cerrar, se conmemora la vida de uno de los soldados caídos con el himno de Australia, la lectura de su historia, flores, un corneta y una gaita.

Melbourne

Graffiti de Putin y Trump, Melbourne

Para llegar a Melbourne cogí el primer bus nocturno del viaje durmiendo sólo alguna de las 8 horas de trayecto. Aunque llegar a las 7 no fue tan buena idea ya que el check-in no era hasta las 14, así que deambule por las calles hasta encontrar un McDonald’s en el que desayunar.

Después visité el enorme mercado de la Reina Victoria y por la tarde me junté con mi amigo Alejandro, que vive en Auckland, y su madre, para recorrer juntos la ciudad un par de días antes de volar a Nueva Zelanda.

Perfil de Melbourne

Fuimos al muelle de St. Kilda para ver la colonia de pingüinos pequeños regresar a las rocas al atardecer. Visitamos varios de los famosos callejones con graffitis. Y entre los edificios a los que entramos fue maravillosa la Biblioteca Estatal de Victoria donde pudimos observar desde los pisos superiores a la gente leyendo, estudiando o jugando al ajedrez, además de ver la armadura del legendario bandolero Ned Kelly.

En la puerta de la biblioteca empieza el más que recomendable free tour y en cuyo descanso descubrimos los maravillosos y enormes donuts de Doughnut Time, antes de montar en el antiguo tranvía y contemplar el atardecer en la zona del puerto junto al estadio.

Conclusión

Tanto Sídney como Melbourne son dos ciudades espectaculares y modernas donde se tiene que vivir muy bien; mientras que Canberra merece una parada por su sensacional museo.

2 comentarios

    • No, yo la Visa la hice online y en ningún momento tuve que enseñar datos de mis cuentas. De hecho no tardó ni un minuto en ser aprobada.

      En cuanto a precios se me hizo más caro al venir de Asia, especialmente los alojamientos y el transporte entre ciudades, pero para comer siempre encuentras cosas más o menos arregladas de precio, o sea que no es excesivo.

      Un saludo.

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